No siempre es lo que vemos, sino lo que nuestro cerebro decide sentir y procesar
Todos hemos sentido esa sensación de atracción inmediata hacia un producto o una campaña, pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar por qué te impacta tanto?
En la era digital, estamos rodeados de publicidad, estímulos y mensajes constantemente, pero rara vez cuestionamos por qué ciertos estímulos tienen tanto poder sobre nosotros.
La percepción humana no es tan simple como ver algo y decidir si nos gusta o no. Nuestro cerebro es un órgano increíblemente complejo que filtra, procesa y, a menudo, decide sin que seamos conscientes de ello. En términos de marketing y neuromarketing, todo esto se conoce como «procesos subconscientes». Aunque no lo veamos, estamos siendo constantemente influenciados por estímulos emocionales y sensoriales que no entendemos completamente.
La Ciencia Detrás de lo que Nos Impacta
Lo que nos impacta no es solo cuestión de atractivo visual. Según el psicólogo Daniel Kahneman, la toma de decisiones involucra dos sistemas: el Sistema 1, que es rápido, emocional e intuitivo, y el Sistema 2, que es más reflexivo y racional. El Sistema 1 está diseñado para reaccionar rápidamente a los estímulos, y por eso, es el que más se activa cuando algo nos atrae de inmediato.
Imagina ver un anuncio con colores vivos y palabras que parecen urgentes, como «¡Oferta por tiempo limitado!». El Sistema 1 está tomando el control en ese momento, activando una respuesta emocional que nos hace sentir la necesidad de actuar rápidamente. Sin embargo, si tomamos un momento para reflexionar sobre esa oferta, evaluamos su valor y comparamos, nuestro Sistema 2 entra en acción, buscando justificar o racionalizar la decisión de compra.
Emociones que Marcan la Diferencia
Los estímulos emocionales juegan un papel fundamental en nuestra percepción. La alegría, urgencia, miedo o incluso la curiosidad son emociones poderosas que los anunciantes saben aprovechar. Según un estudio de Nielsen, los anuncios que evocan una respuesta emocional generan un 23% más de ventas que aquellos que no logran conectar emocionalmente con el espectador.
Por ejemplo, cuando un anuncio utiliza una historia conmovedora o una música que te hace sentir algo profundo, el cerebro humano está liberando dopamina, el neurotransmisor de la «recompensa». Este proceso no solo mejora el recuerdo de la marca, sino que también fortalece la conexión emocional que sentimos con el producto o servicio que nos están ofreciendo.
La Influencia Subconsciente
Lo realmente intrigante es que muchas de estas decisiones ni siquiera las percibimos conscientemente. En una compra impulsiva, por ejemplo, nuestro cerebro puede estar influenciado por una serie de factores subconscientes: la forma del producto, el sonido de su nombre, la sensación que nos transmite, o la preferencia social (qué tan popular es entre otros consumidores). Es por eso que las marcas utilizan pruebas sociales y reseñas: porque nuestro cerebro tiende a confiar en lo que otros ya han validado.
Este efecto de «seguir al rebaño» tiene su base en la necesidad humana de pertenecer y sentirse seguro dentro de un grupo. Nos gusta saber que si otras personas compran un producto y están contentas con él, nosotros también lo estaremos.
La próxima vez que algo te impacte, ya sea un producto en una tienda, un anuncio en tu feed de Instagram o una oferta que no puedes dejar pasar, piensa un momento:
· ¿Qué estímulos están activando tu Sistema 1?
· ¿Por qué algo te atrae tan intensamente sin que te des cuenta de la razón?
A menudo, nuestras decisiones no son tan racionales como creemos, pero entendiendo estos mecanismos podemos ser más conscientes de cómo la publicidad y el marketing juegan con nuestras emociones para influir en lo que compramos.