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Técnicas de Neuromarketing (IV)

GSR – ¿Qué Piel Tienes?

¿Alguna vez has sentido que tu piel «habla»? Si no, ¡prepárate! Hoy vamos a sumergirnos en el fascinante mundo de la Respuesta Galvánica de la Piel (GSR), una técnica que pone a prueba tus emociones y te conecta directamente con el laboratorio de tu propio cuerpo. Si hay algo que demuestra que las emociones están a flor de piel (¡literalmente!), es el GSR.

Conocida desde finales del siglo XIX —sí, así de retro es la cosa—, esta técnica de neuromarketing es como la «app» de la emoción que todos llevamos dentro, ¡y lo mejor de todo es que no necesitas descargarla!

¿En qué consiste el GSR?

El GSR es como un termómetro emocional, pero en lugar de medir la temperatura, monitoriza los cambios en la conductividad eléctrica de tu piel. Básicamente, cuanto más emocionado estés, más «cargado» estará tu cuerpo. Si tu piel pudiera hablar, ¡diría: «Estoy sudando de emoción!»

¿Cuál es la base científica del GSR?

A todos nos ha pasado: sientes miedo y te erizas como un pollo al que le ha lanzado un ladrillo (o eso dicen). La culpa es del sistema nervioso simpático, que es como ese amigo que siempre grita «¡huye!» en situaciones de estrés. Cuando sientes algo intenso, tu cuerpo responde ajustándose a la situación.

En términos de piel, la respuesta emocional se traduce en la activación de las glándulas sudoríparas ecrinas. Cuanto más sudor, más activación emocional. Y aquí es donde la ciencia se pone técnica: el agua es un buen conductor de electricidad, por lo que con unos sensores de GSR bien colocados, podemos registrar cómo varían tus emociones ante estímulos externos. ¡Es como tener un «pulseómetro» para tus sentimientos!

¿Cómo funciona un dispositivo de GSR?

El proceso es tan sencillo que parece sacado de una película de ciencia ficción:

  1. Colocación de sensores: Se enganchan dos electrodos en la mano o en el pie (donde el sudor hace su magia). ¿Por qué ahí? Porque son las zonas con más glándulas sudoríparas. ¿Sorpresa? ¡No!
  2. Carga eléctrica: Entre los dos electrodos, pasa una minúscula carga eléctrica. Pero no te asustes, ¡no es una película de terror! Es solo para captar el nivel de conductividad.
  3. Resultados: La señal viaja a un software que modela los resultados en una escala de tiempo-voltaje. Cuanto mayor es el voltaje, mayor es la conductividad… y, por ende, ¡más arousal! (No, no estamos hablando de una cita romántica, sino de la intensidad emocional).

¡Pasemos a la parte jugosa! Medir la Respuesta Galvánica de la Piel tiene sus ventajas:

  • Portabilidad: Estos dispositivos son cómodos y se pueden usar en estudios de mercado para diversas ramas del marketing. Puedes llevarlos contigo como si fueran tu nuevo accesorio de moda. ¡Olvídate de las pulseras de actividad!

Sin embargo, hay un pequeño inconveniente. El GSR no te dice si la emoción es positiva o negativa. Es como tener un amigo que siempre te dice que estás «intenso» pero nunca aclara si eso es bueno o malo. Por eso, es recomendable combinarlo con otras técnicas como el EEG o el electrocardiograma. ¡Así tendrás una visión más completa de tu montaña rusa emocional!

Para los curiosos que quieran profundizar en el GSR, no olviden consultar la guía publicada por iMotions.

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