Eye Tracking
¿Sabías que lo que miramos influye en lo que compramos? Es sencillo: donde ponemos los ojos, solemos poner el corazón… y a veces también la cartera. Por eso, en neuromarketing existe una herramienta estrella que se llama Eye Tracking. Si te interesa saber más sobre cómo funciona y qué puede revelar acerca de nuestras decisiones de compra, ¡sigue leyendo! Vamos a sumergirnos en todo lo que esta tecnología puede hacer por las marcas (y por ti).
¿Qué es el Eye Tracking?
El Eye Tracking es una tecnología que estudia cómo se mueven nuestros ojos y qué nos llama la atención. Básicamente, analiza cómo respondemos a distintos estímulos visuales. Lo más interesante es que, con la ayuda de otras técnicas, también puede ofrecer pistas sobre lo que sentimos y cómo procesamos la información que tenemos delante.
¿Qué mide exactamente?
Con el Eye Tracking puedes medir cinco cosas:
- Fijación ocular: los puntos donde tu mirada se detiene.
- Saccades: esos pequeños movimientos rápidos de tus ojos entre un punto y otro.
- Rutas visuales: el recorrido que siguen tus ojos al observar algo.
- Parpadeo: cuántas veces pestañeas.
- Dilatación de pupilas: cuando tus pupilas se expanden, lo que puede relacionarse con la emoción o el esfuerzo cognitivo.
¡Ojo! Todo esto se interpreta basándose en estudios anteriores, así que no hay una verdad absoluta. Para resultados más certeros, siempre es mejor combinarlo con otras técnicas de neuromarketing.
¿Para qué sirve el Eye Tracking en marketing?
El seguimiento ocular tiene muchísimas aplicaciones, especialmente en marketing. Desde analizar cómo miramos un escaparate hasta entender cómo navegamos por una página web. Si quieres ver ejemplos prácticos, échale un vistazo a Tobii, uno de los expertos en esta tecnología.
¿Cómo funciona el Eye Tracking?
El proceso es fascinante. Todo comienza con un dispositivo llamado Eye Tracker que tiene un sensor y varias cámaras. El sensor emite una luz infrarroja que rebota en tus ojos (sí, no te preocupes, es seguro), y así puede saber exactamente dónde estás mirando. Las cámaras se encargan de grabar el momento en vivo y, después, toda esta información se traduce en un gráfico para analizarla. ¡Ah, y antes de empezar, siempre se realiza una pequeña calibración para ajustar todo a tus ojos!
La información que se obtiene se puede visualizar de diferentes formas: mapas de calor, diagramas de mirada, y mucho más. Cada representación tiene su función dependiendo de lo que se quiera investigar.
