Había una vez en Vermont, un joven llamado Phineas Gage, un capataz de ferrocarril respetado por su controversia seriedad y diligencia. El señor Gage era muy conocido por su gran habilidad de coordinación, era capaz de organizar a su equipo y hacer que su ronda fuese la más eficiente de todo el parque. Pero un día, ocurrió algo que cambiaría su vida para siempre.

La barra, trágicamente, llegó a atravesar su mejilla izquierda y salió despedida por la parte superior de su cráneo dejando a Phineas gravemente herido pero milagrosamente, con vida. El señor Cage, poco a poco fue recuperándose físicamente de las graves heridas que ocasionó la explosión, pero algo hizo esa explosión que lo cambió rotundamente. Aquel hombre serio y responsable que una vez fue Phineas, ahora se había transformado en alguien completamente diferente.

Nuestro protagonista ya no era el mismo, ya no se mostraba con la misma sensatez ni cortesía hacía las mujeres cuando llegaban al centro del pueblo. Se volvió una persona impulsiva, grosera, y muy descuidada en sus acciones sociales. La gente lo observaba asombrada, preguntándose qué había sucedido con el Phineas de antes del accidente.

Tras varios meses de recuperación física, los médicos de la época estaban tan perplejos como tú, querido lector@. Ellos tampoco lograban comprender este cambio en la personalidad de Phineas. Algunos investigadores de la época, tras muchos libros y conocimientos perdidos… decidieron estudiar el caso, y gracias a ello lograron descubrieron que la barra de hierro había dañado una parte muy importante de su cerebro: el lóbulo frontal.

¿Qué es el lóbulo frontal?

El lóbulo frontal es una región del cerebro crucial para regular el comportamiento, las emociones y la toma de decisiones de una persona humana.

El lóbulo frontal, es una de las principales divisiones del cerebro humano, está ubicado en la parte frontal de la cabeza, desempeña un papel central en diversas funciones cognitivas y emocionales. Es responsable del control motor voluntario, la planificación y toma de decisiones, así como la regulación emocional. Contiene áreas clave involucradas en la coordinación de movimientos corporales, la evaluación de opciones y la selección de acciones apropiadas, además de influir en la gestión de respuestas emocionales y la modulación de la intensidad de las emociones experimentadas.

Este descubrimiento, donde nuestro protagonista sigue siendo el sobreviviente, fue revolucionario en el campo de la neurociencia ya que proporcionó una evidencia concreta. Se llegó a demostrar la relación entre la función cerebral y el comportamiento del ser humano. Antes de que ocurriese la explosión y de que esa barra acabara introduciéndose en el cerebro de Phineas Gage, se creía comúnmente que el cerebro estaba involucrado principalmente en funciones cognitivas como lo son la memoria o el pensamiento, pero el caso de nuestro protagonista hizo posible un cambio en el paradigma.

Se demostró que las lesiones cerebrales también afectan a aspectos más sutiles de la personalidad y del comportamiento humano.

El lóbulo frontal, específicamente dañado en el caso de Gage, se reconoció como una región clave para la regulación emocional y la toma de decisiones. Su lesión puso de relieve la importancia de esta región en el control de los impulsos, la planificación a largo plazo y la capacidad de entender las consecuencias de nuestras acciones al tomarlas.

Y así, la historia de Phineas Gage pasó a la historia como un recordatorio de que incluso los más fuertes pueden ser vulnerables cuando se trata de la complejidad del cerebro humano.

¿Quieres saber más?

El caso de Phineas Gage sentó las bases para la comprensión moderna de la plasticidad cerebral, la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse después de una lesión. Aunque Phineas nunca recuperó completamente su personalidad anterior, su capacidad para sobrevivir a una lesión tan grave y continuar viviendo durante años después del accidente demostró la notable capacidad de recuperación del cerebro humano.

Y colorín colorado, este cuento del caso de Phineas Gage… ha terminado. Y nuestro estudio sobre el caso de nuestro protagonista no solo ha sido un relato fascinante sobre la transformación de la personalidad después de una lesión cerebral, sino que también lo fue en 1848; un hito en la historia de la neurociencia que cambió nuestra comprensión de cómo funciona el cerebro y cómo las lesiones pueden afectar nuestra mente y nuestro comportamiento.

¿Quieres conocer mucho más de esta rama sin explotar?

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No muerdo, todavía.